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Los condenados contemplan el alba
con diferente gozo.
Me digo que la tierra es muy pequeña
y tanta la angustia.
Dichosos aquellos a quien la pradera
solo les trae una elegía.
Las hojas endebles son testigos mudos
y así morimos.
Pero las formas descubren estas manos
y me posee esa música.
Los condenados contemplan la noche
en mi última mirada.
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