viernes, 9 de junio de 2017

DIOS EN EL LAGER

Poco a poco, en la oscuridad prevalece el silencio
y entonces, desde mi litera, se ve y se oye
al viejo Khun que reza, en voz alta,
aprieta la gorra con las manos sucias
y da gracias a Dios porque hoy no ha sido elegido.
Khun es un insensato: ¿Acaso no advierte
en la litera de al lado, a su derecha,
a Bepo el griego que tiene apenas veinte años
y mañana irá la gas y lo sabe,
y está acostado y mira fijamente al reflejo de la luna,
sin decir, sin pensar en nada?
¿No comprende Khun que sucede una abominación?
Ningún perdón, ninguna expiación ni la gracia,
las palabras no podrán remediar ésto, nunca.
Si yo fuese Dios, escupiría al suelo la oración de Khun.

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