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Me vi tan inmóvil
y me pregunté qué hacia allí.
Solté una risa
que sonó como el océano.
Pero no me atreví,
otra vez la puerta, su sombra.
Ay, persiste el pasado,
entre la cortina y la pared.
Y la mariposa
afuera, en la su luz de la tarde.
la libertad del temor.
Huí, jadeante, de la casa.
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