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En las pupilas del viaje
mirás al sol pero es el mar;
el verde rostro de lo profundo,
que puedes ser otro adiós
o elegir el viento o el olvido;
aunque des vuelta la cabeza
y vueles con esa gaviota,
más lejos que sus alas rotas,
ya sabés cuál es el destino:
la mujer que flota en tu fondo.
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