martes, 6 de junio de 2017

HAMBRE VITAL

A veces, dentro de nosotros, hay alguna cosa,
algo, digo, inefable; quizás lo oscuro
donde luminosa aparece la vida.
Sé que para mí, no verlo es la esperanza.
Mejor perderme en el afuera,
olvidar, dejarme llevar por mis ojos.
Ya la primavera trae su manto de hierba
y la atonía de los otros sentidos;
una antigua ruina, el sueño de un arco
o de una bóveda romana o románica,
en un prado donde burbujea el sol,
un calor tan calmo como el mar.
Pero el Apocalipsis revienta la consciencia,
su consuelo falso en la lenta agonía.
Y no quiero estar solo, lejos, derrotado.
Tengo un hambre infinita de amor,
ese único amor del cuerpo oculto en las almas.

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