miércoles, 1 de junio de 2016

EXCRITURA MIMÉTICA


Del otro lado, ni una palabra.
Por eso el idiota acaricia a su perro
bajo la luz más plena del sol.
Total, el sentido no tiene sentido.

Hoy hasta el mismo pino,
tan alto, es aburrimiento
o se refugia en sus sombras
como si quisiera volver a la tierra.

Así que el perro se levanta,
investiga con el hocico
y mueve apenas la cola peluda,
¿acaso es una señal para el idiota?

Pero el perro ya se inclina
y orina contra la corteza del pino.
El idiota lo observa, vacila...
Sin premura se quita la ropa.

El intento es también es inútil:
ni una gotita  de su cuerpo.
Entonces se echa en el pasto,
deja que su perro le huela toda la piel.

Ni una, o al menos un grito.
De todas maneras esa lengua
y su aspereza le dicen algo,
otra cosa, su cuerpo también es poesía.

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