martes, 7 de junio de 2016

EXCRITURA DE CARLOS MASTRONARDI

Un fresco abrazo de agua,
sus distancias abiertas.
Las voces tienen leguas.

El aire encariñado con el trébol
y el cielo rebelde.

Duras penas y alguna vez la dicha.
En las calles nadie,
solo el olvido y el sol.

Algún ocaso queda en la brisa,
sembrados y altos ceibos.

Los pájaros alegran el pueblo,
entre los jazmines
la vida agreste y los colores.

Ese rudo encanto despeja el alma,
sus islas y sus arroyos.

No es la luz de la provincia,
son recuerdos.
El regreso dulce de un canto.

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