EXCRITURA DE EMILY DICKINSON
Ese dolor celeste en algunas tardes invernales,
¿es realmente una aflicción que viene de lo Alto?
El paisaje escucha y la sombra no palpita,
pero algo ha cambiado en nuestro entendimiento.
El sesgo de la luz pesa como una música:
quizás sea la frágil distancia de la mirada de la muerte.
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