viernes, 17 de junio de 2016

SIMBOLISMO DEL IDIOTA

Si al menos lo hubiera leído a Mallarmé,
el idiota no vería una flor en la forma de la palabra flor.
Ésa, la que arranca y babea
para disfrutar el áspero sabor de cada pétalo.

Pobre idiota, nada sabe de poesía.
Ni siquiera advierte el enojo vengativo de la abeja,
meta zumbar a su alrededor;
y hasta lo confunde con una dulce melodía.

Él creer que es una invitación al baile,
entonces agita su cabezota y resbalan más sus mocos.
Por supuesto, la abeja asustada se aleja.
Seguro que preserva su aguijón para el gran Mallarmé.

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