EXCRITURA DE JACOBO TIMERMAN
Tan solo esa diminuta mirilla ha quedado abierta
en la celda más miserable del torturado.
Él acerca, temeroso, todo el dolor en su ojo.
A pocos metros, una insólita esperanza:
Otro ojo desesperado lo mira iluminado,
pero el terror les impide decir una sola palabra.
Desde la miseria humana se reconocen,
se entienden con cada suave parpadeo.
y durante unos instantes los libera el mismo llanto.
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