martes, 14 de junio de 2016

NOCHES DE LA CALLE

En la puerta luminosa del edificio
la loca vuelve a gritar,
aulla, ofrece a su bebé
y vomita sobre sus harapos.
Antes de que llegue el patrullero
volvió a desaparecer.
El portero cierra la puerta,
ya es la peligrosa noche.
Algunos creen que es un fantasma,
un recurso de la burla.
Pero hay que acurrucarse
hasta que se pierda a la sirena.
A veces, se escucha un llanto,
pero no es real, siempre
el silencio desespera de hambre..

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