viernes, 12 de mayo de 2017

XXVI

Alguien, además de Dios,
cuida este mundo.
Un simple hombre
que toma la vida en broma.
Sin compañía,
en la elefantería de Península Valdéz.
Su única obligación,
siempre mirar hacia el mar.
Así pasa el invierno,
todos los días del año.
Y en las mañanas de sol
apoya su zapatilla
sobre el vientre de un gran macho.
Solo Dios se ríe, él lo sabe.

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