21
El dolor y el amor vacían a los astros
que nunca se van, no tienen deudas.
Sin permiso recorren adentros
o escapan si se distrae la mirada.
Todo el cielo, mudo, es cómplice:
siempre se calla sus secretos.
En la trastienda de las lenguas
nadie se anima a fijar las leyes,
a muchos les preocupan los ruidos,
otros, fabrican cera y mástiles.
Pero a ninguna la importa la verdad
cuando despiertan de algún sueño
y la madrugada avanza con el sol
y acaricia a los muertos y los vivos.
Así transcurren los tantos tiempos
hasta la mutación de los amantes en luz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario