miércoles, 17 de mayo de 2017

FRANCISCO MADARIAGA

¿Las uvas del sexo de la aurora
siempre son más claras que el esplendor más claro?

¿Un hada bellísima, fanática, feroz,
puesta sobre las sombras para salvar amores?

¿Luces fuertes de tantas plantas
en la tela de la vida hecha de magia y frutos?

¿O el mar que parece una joya
o las palmeras engarzadas en un breve suspiro?

¿Aun existen seres adoradores de la tierra,
del cuerpo de la tierra, las lenguas de la tierra?

¿Sueños de potrillos celestes
ante el asombro y la temeridad del fuego?

¿Esos niños que vomitan la seda
en los tachos de las almas de nuestras bestias?

¿Será que la Aparición duerme en el poniente
con los ojos rasgados por el perfume de los ángeles?

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