sábado, 27 de mayo de 2017

26

Abandonaron el más poder de ese niño,
lo mataron
y no se dio cuenta casi nadie.
Sin saber qué lo trajo
a la tierra que no lo esperó;
él tuvo poco tiempo:
apenas brazos, pelos, asombros.
A veces comía hormigas
o plantas
o volcanes aun encendidos.
Pero la mariposa de las sombras,
todos, lo escupieron sin asco;
los conocidos antifaces del miedo,
indiferencias, muchas furias.
Su belleza, insoportable..
Patearon sus juguetes,
las arpilleras soñadas de su realeza,
y ya no se puede abrigar su frío
y el espanto es todo la esperanza.
¡Ay, difícil pelear al corazón de los odios!

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