XIX
Ya no grito que perdí mis botas
o que muero.
Ni siquiera las busco, camino
o borro mis huellas.
Tampoco cuando sueño que te vas
o volvés a sonreír.
Creo que me quitaste el fuego
o el cuerpo o el alma.
La vida es una pileta con violetas
o un florero roto.
Pero sé que cada día es un verano
y lo demás, invierno.
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