martes, 2 de agosto de 2016

LAS NUBES DEL IDIOTA

Además de los pajaritos en las ramas,
al idiota lo fascinan la presencia de las nubes; ahí está,
ya hace más de una hora, sin moverse, y la mirada
perdida en esos algodones celestiales.

Por supuesto que no es extraño,
¿cómo no colgarse en esas blancuras si vive otro mundo?
Lo curioso son sus muecas, casi nerviosas,
como si tratara de imitar la levedad de sus formas.

Perversas, las excrituras se divierten
cuando oscurecen y cubren tenebrosas todo el cielo.
Da pena la cara babeante del idiota,
aunque al rato salta como loco para festejar a la lluvia.

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