martes, 30 de agosto de 2016

DIÁLOGOS EXCLUSIVOS DE LAS EXCRITURAS

Alguna vez tenía que ocurrir y por suerte ahí estaba nuestro enviado especial. El hombre de rostro más que pícaro conocía a Evita, claro; ella, días después, supo que se trataba de Raúl Damonte, el irreverente Copi.

-Disculpe, no creo que me conozca, pero me gustaría hablar con usted.
-¿Qué necesita, compañero?
-Nada, solo hablar.
-¡Qué afortunado!Diga nomás.
-¿Usted no leyó mis libros, no?
-Creo que no, tengo poco tiempo y...
-Yo escribí una obra sobre usted, hace mucho. Usted ya no estaba, o sí, bah, todavía no lo sé.
-No entiendo.
-Bueno, decían que usted ya no estaba.
-Ajá, no quiero mandarme la parte, pero muchos escribieron...y la verdad me importa poco.
-Es que mi obra causó un gran escándalo. Inclusive en Francia.
-¿No me diga?
-A sus simpatizantes no les agrado mucho que digamos.
-Yo no tengo simpatizantes, no soy Racing Club.
-Entiendo...es que me gustaría que la leyera.
-¿Es peronista o antiperonista?
-No sabría qué decirle.
-Pero usted la escribió, ¿y no lo sabe?
-Es que tiene mucho humor.
-Ah, una comedia, me gustan.
-No, otro tipo de humor. Más ambiguo, medio negro.
-¿Negro?
-Un poco atrevido.
-Algo como... "Viva el cáncer"
-No, no, bueno. Aunque en algo se podría decir que se parece.
-Entonces usted es un contrera, déjeme tranquila, tengo mucho que hacer.
-No quise...soy apenas un escritor.
-Váyase a cagar; seguro que es otro gorila, como todos.
-No quería importunarla.
-¡Importunarla! Así no hablan mis cabecitas.
-¿No la va a leer? Igual se la dejo.
-Será para los cartoneros, ¿qué le parece?
-No estaría mal.
-Igual no se preocupe, los peores gorilas son los nuestros. Vaya tranquilo.
-Aunque no me crea, yo la admiro.
-Lástima, pero no soy una estrella de cine. Así que chau.
-Adiós, señora.

Antes de retirarse Copi la observó durante un rato. Evita seguía leyendo cartas y tomaba notas en una libreta destartalada; a veces estiraba la mano buscando un teléfono ausente. Copy no entendía el gesto y al fin se fue algo triste; pero, a los pocos días, Paquito le contó que Evita se rió, y mucho, cuando leyó su obra.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario