EXCRITURA DEL TRABAJO ¿DIGNO?
A pleno sol, con su martillo y su gorrita berreta,
él abre la luminosidad de una gran ventana.
Claro que no es para él. Ese resplandor
quizás lo disfrute algún niño, o cualquiera.
Pero nada lo detiene; y golpea y calcula
los límites exactos para ese pequeño milagro.
La transpiración constante, la insistencia,
ya lo invita a un ensueño absurdo o único.
Así, con su martillo y su gorrita y algo más,
algún día hará otra ventana...y para él será la luz.
Ahora se pasa la mano por la frente y mira:
pucha, solo se ve una polvareda al final de la tarea.
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