miércoles, 24 de agosto de 2016

EXCRITURA DEL SUMA QAMAÑA

Al parecer, las primeras sorprendes noticias - con escasos o nulos antecedentes- llegaron hace muy poco hasta la ciencia. Durante siglos ni se enteró del buen vivir. O por lo menos eso afirma el antropólogo David Cortés: antes del año 2000, este concepto no existía para los científicos. Por supuesto, ahora ya son muchos los interesados en esta nueva producción del saber.
Pero, como siempre, las excrituras desconfían; no tanto del buen vivir -hasta les agrada-, sino de los posibles aportes de la ciencia y sus investigaciones. Incluso, para ser sinceras, les temen...Es que al margen de las enormes limitaciones que impone la práctica científica -desde lo metodológico hasta lo económico-; la mayor sospecha de las excrituras es que ciencia y bien vivir son categorías incompatibles en esta realidad, y casi enemigos.
Claro que no poseen ninguna certeza, ni se animan a concluir con un afirmación categórica; en verdad, casi ni les importa. Tampoco reivindican la exclusividad o la pureza absoluta ni, menos, abominan de la ciencia como si fuera el gran monstruo de la humanidad. Pero saben, o así surge de la historia, que las academias pueden dar genios; flores, nunca.

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