EXCRITURA DE CARRIEGO Y OLIVARI
Ciegas ante cada delicada puntada final
las costureritas apenas sienten al sol.
Sus pocas charlas son casi ajenas;
ningún poeta comprende esas palabras rotas.
Después la jornada: la humillación;
ellas siguen a cada uno de sus pasos.
Ya dormidas, se evaporan en las sábanas
y mientras duermes tejen todos sus amores.
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