jueves, 18 de agosto de 2016

LAS ALTURAS DEL IDIOTA

Ahora, ya pleno vacío su cuerpo,
el idiota camina sobre los bordes dudosos y más altos;
vuela como los pajaritos y salta,
contento, de una cornisa resbalosa a otra peor.

Todo lo ve más pequeño y lejano,
aunque a veces sienta más cerca el ahogo del abajo.
Ayer mismo, en el patio de una buena vecina
durante horas y horas vio gritar y llorar a un niño.

Pero, ¿qué es lo que podía hacer?
Por suerte, después de un rato, al fin apareció la madre,
y furiosa, lo tomó de los pelos y le tiró de las orejas.
Al menos así comprendió porqué él era orejudo y cabezón.

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