domingo, 5 de agosto de 2018

VOCES

Don Laurentino había escrito, por lo menos, más de mil poemas.
Una pena, los perdió a todos;
pero le quedaban algunos dientes
y al contarlo se reía.
También leyó a Freud, aunque prefería a Jung.
Internado desde los veinte,
ya pasaba los setenta y el mate frío.
Desde entonces Don Laurentino escucha voces,
así que yo apenas murmuraba,
elegía escuchar su voz...
Creo que tenía miedo de ser uno de esos poemas y perderme en su silencio.

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