jueves, 9 de agosto de 2018

EL MUNDO DE LAS COSAS,

Desde hace muchos, muchísimos años todos los días se ocupa de recoger cosas -lo que sea- de las veredas: juguetes rotos, cajas, libretas, planchas de telgopor, etc. Por supuesto, sin ninguna intención pecuniaria.
Su familia ya desaparecida había sido muy rica, y entonces un día, solo, rodeado de obras de arte,le llegó ese proyecto y vendió la mansión, los campos, todas las empresas y se compro una casita de tres ambientes en Paso del Rey. El contador le garantizó que su supervivencia estaba asegurada, salvo que viviera más de cien años.
Siempre cumplía el mismo horario, desde la cuatro de la mañana hasta, los días de suerte, las ocho. La rutinaria experiencia le había demostrado que esas horas eran las más ventajosas y tranquilas para realizar su tarea. Después desayuna, duerme hasta el almuerzo y durante el resto del día contempla sus hallazgos que ya ocupan las habitaciones de su vivienda, apenas le quedaba un rincón para la cocina y la cama.
Su única y fundamental idea es que puede entender, comprender la existencia de las cosas; claro que no es fácil, debe hacer un gran esfuerzo. Pero muchas veces ellas se comunican con él, le cuentan sus secretos: a veces tristes, otras alegres. Cuando ocurre le segundo, su felicidad es total, incluso baila un mambo, gracias a un tocadiscos que halló cerca de la estación.
La gran mayoría de sus vecinos -aunque no lo conocen ni hablan con él- piensan que el mal funcionamiento de su cerebro lo engaña con un mundo irreal. Por eso lo apodan el loco de los residuos. además jamás causa ningún daño; él, por el contrario, sabe, tiene la certeza de que en realidad su mundo es el verdadero:solo es posible una vida humanan entre el abandono de las cosas, lo demás es una absurda mentira.

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