miércoles, 8 de agosto de 2018

 MENSAJES MODERNOS

A la cabeza la colocaron con cuidado, sin ningún cartel, en el potrero de la Villa.
No era la primera vez que sucedía, tampoco -seguramente- sería la última. Aunque temprano llamaron a la policía, ya casi de noche seguía ahí: en el poste roto de la la luz, muda, cada vez más desencarnada, la sangre, el barro, rodeada de moscas.
Nadie la reconocía... a pesar de los rulos y el lunar cerca de la boca; los pocos que pasaban apenas veían los ojos aun abiertos. Las madres prohibieron a sus hijos salir a jugar, la escuela decidió suspender las clases, algunos rezaban en la capilla.
Claro que sabían y sabían que hablar era inútil, no tenían dudas: esa cabeza era la de todos.

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