viernes, 10 de agosto de 2018

FINAL DE GULLIVER


Al regresar, ya famoso, todos se reían apenas escuchaban sus nombre. Pero él no lo podía soportar: durante sus viajes había arriesgado su vida, su cordura, hasta su elemental humanidad; tantos esfuerzos no había servido para nada. Ahora sabía sin dudar que su mundo era el peor de los mundos; y que cualquier viaje era un intento inútil, otro paisaje -más o menos exótico- para ocultar lo más visible: el dolor del estar vivo. Así de sencillas y fatales era las conclusiones de su larga travesía. Lamentablemente no lo lo podía soportar: pasó sus últimos día encerrado en su casa solo con el consuelo de la tristeza y el llanto.

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