EXCRITURA DE MARINA COLASANTI
Junto a mí siempre duerme la luna,
esa trenza en la ventana.
La noche, alrededor,
no se suficiente para ella,
tampoco acepta a mis caricias.
Yo invoco su viejo misterio
y le ofrezco mi desnudez.
A veces murmuro una canción
y es inútil, está sorda.
Solo cada amanecer,
cuando ya aparece el sol,
ella se refugia, tan temerosa, en mi piel.
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