EXCRITURA DEL ÚLTIMO TESTIGO
Con los restos de su otra cabeza,
ciego,
camina por el puente roto.
No hay ningún lugar,
tampoco desierto,
las imágenes mudas.
Con los pies desnudos,
ni siquiera cuerpo;
tan sencillo,
solo inevitable.
Pero el todo está en orden:
ya desapareció, la nada, en el miedo.
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