sábado, 30 de septiembre de 2017

EXCRITURA DE CAEIRO

Mi alma nunca podrá conocer el sol,
tampoco el viento;
un pastor sin su manso rebaño.
A veces la veo,
en la ventana una mariposa,
y la noche y la luna.
Ella no sabe si existe,
junta tristeza
o sueña una naturaleza en paz.
Al andar por la pradera,
por mis manos,
entrelazadas, se pierden sus figuras.
Así que trato de no pensar,
y aparece la nada,
la sombra compartida de un árbol.
Si se mueve una nube,
ante la felicidad del cielo
casi todo es olvido.
Yo solo quiero ser su poeta
para ver sus ideas,
pero ella no comprende a mis versos.

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