EXCRITURA DE LA FE
Con un rosario entre las piernas chuecas
para adentro,
las manos apretadas,
ese traqueteo,
los pantalones sucios,
el frío
y las zapatillas rotas.
No siente el viento de la ventanilla,
ya no piensa en nada,
algo lo detiene,
vuelve a arrancar, lejos,
acaso es un desposo
o una figura de puro temblor.
Él mira la luz del pasillo del colectivo,
al cartel:
cuidado con el escalón,
alrededor todo es la noche,
ninguna señal
y ni siquiera reza,
solo cierra los ojos para olvidar su destino.
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