domingo, 3 de septiembre de 2017

EXCRITURA DEL ABANDONO

No quedó nadie para el vacío de la casa;
hasta los perros, en el fondo.
En la mesa la mueca de los platos,
los restos de comida,
los vasos sucios,
esa indiferencia de las botellas.
Nadie, siempre alrededor la misma noche;
inútil si intenta dormir,
ver alguna película.
Cada uno volvió a su lugar,
lejos, terminó la fiesta.
Y las paredes olvidaron a las palabras
y lo peor es la ventana, y su rostro:
cualquier gesto duele más que la tristeza.
Pero ya se no sirve el miedo,
ni siquiera el fantasma de la muerte;
el patetismo es falso,
quizás no aprendió a oír en el silencio.
Al menos una excusa
o el milagro ajeno del llanto.
Mira el cenicero con los puchos,
solo eso, ahí, así de simple:
la metáfora sin otra realidad, el abandono.

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