EXCRITURA DE ZELARAYÁN
En este humo mojado,
el silencio.
Otra vez,
la sangre en abundancia.
El oleaje de la ventana,
ahí nomás.
Las paredes,
siempre por ese mar rojo.
Todas las muletas rotas.
sus cenizas.
.
La palabra seca,
y ya vuelve a cerrarse.
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