EXCRITURA DE UN ANDAR
No es el peregrinar infinito de la Fe
o las caminatas de Thoreau,
ni siquiera un bosquecito,
algún sendero para el pensar;
así el andar casi se pierde
para gastar un poco de tiempo.
Pero estas calles son las del barrio;
ese silencio opaco de la tarde,
las veredas rotas, los yuyos,
y tampoco adentro pasa nada,
apenas aburrimiento y también...
no sé, solo llegar al cielo de la ruta.
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