miércoles, 6 de septiembre de 2017

EXCRITURA DE LUGONES

La pincelada, perdida, de aquella tarde
en la única memoria de los aromas presentes.

Cerca de la orilla, alejados,
la timidez de las ropas en la maleza.

Después la enramada de la luna
con una araña, hipnotizada, en los hilos.

Veo tus rodillas en la delicia,
ya abierto el biombo secreto de la noche.

Y junto al temblor de ese instante,
el río corría, profundo, hasta el final del deseo.

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