UNA VIDA
Todavía recuerdo la enorme arboleda
que flotaba, al amanecer,
sobre una línea perfecta de niebla.
Apenas llegaba a la ventanilla del auto,
casi dormido, y apareció
y apreté fuerte la mano de mi madre.
Todavía creo que eso era un poco más,
y distinto, que su imagen.
No sé si todo lo demás me importa.
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