UN MUSEO PARA LAS EXCRITURAS
La verdad, solo quisiera charlar con Macedonio;
¿será pedir demasiado?
No es lo mismo conversar con sus personajes,
incluso los reales.
O apenas escuchar su voz que jamás escuché,
en una pensión o La Perla.
Entre los ruidos, reír con sus chistes dudosos,
lo inútil, la muerte.
Un ratito, al sol, porque a él no le gustaba el frío;
y después, claro, la eternidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario