miércoles, 28 de diciembre de 2016

EXCRITURA BORGEANA DE MÁRMOL

Una vez más, al despertar, la misma historia.
Cada vez que sueña con Manuelita
hasta la seda de las sábanas queda pegajosa.
Así que habrá que darse un baño frío
y pedir el desayuno y escribir.
Al menos así se entretiene; su odio
casi es amor cuando vive en la ficción.
Pero igual no se tranquiliza,
también lo excitan la mazorca de los machos;
esos monstruos son irresistibles:
el coraje de sus ojos es su íntima cobardía.
Además, tan inútiles, tan torpes,
que ya le dan asco sus héroes perfumados,
ni ellos creen en su falso sacrificio.
Para colmo, ya sabe el desenlace,
ese aburrido terror de su impostura romántica.
Lástima que es demasiado tarde y lejos,
que ni siquiera leerá El poema conjetural.
Demasiado, pesa demasiado la pluma,
Ay, ¿cuándo derramará su sangre el bello tirano?

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