lunes, 26 de diciembre de 2016

EXCRITURA DE UNA EXCRITURA DE RICARDO PIGLIA

ARCOS, nombre curioso -le falta el arpa-, se llamaba el Café.
Eran otros tiempos, otros colores, lejanos, en Viena,
esas voces entre el humo y la inevitable penumbra,
cerca del fondo, escribían la novela, la Única.
No en papeles, solo palabras verdaderas y brutales:
las visiones últimas del mayor espanto.
Pero ninguno lo sabía, cada uno en lo suyo, y ajeno.
Muchos los conocen, y sus pasiones acorraladas por el odio.
Ahí, reales, Hitler y Kafka compartían la misma mesa.
Sin escucharse bien, entre los ruidos del ambiente,
esas lenguas contaban la misma historia: La Inhumanidad.
Después se olvidaron del otro, apenas unas charlas,
y los seres humanos se transformaron en el gran personaje.
Muertos, los dos, solo nos falta conocer el final de la historia.


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