domingo, 4 de diciembre de 2016

EXCRITURA DE LAS TRAMPAS DE LA BELLEZA.


A veces, inevitable, hay que resignarse
o mirar para otro lado.
Y no importan las razones:
Algo en los latidos,
otro dulzor en el aire.
Digo, al volver feliz de mi jardín,
que vale más lo inexplicable.
Yo veía ese vuelo,
su búsqueda en la tierra...
aunque quería comer las semillas,
las futuras lechugas,
el nacer de los tomates:
¿quién se anima a espantar a una torcacita?

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