domingo, 25 de diciembre de 2016

LA DESPEDIDA

Algo le dice que son los últimos;
liviano apenas pasa los días
y, de a poco, olvida alegrías y tristezas.
Pero ni siquiera le importa pensar,
aunque sin querer en la mirada
a veces se pierde o intenta un viaje.
Cualquier detalle es un llamado:
la sombra fresca del laurel,
fotos perdidas, suyas, mudas,
algunas veredas ajenas del barrio,
la ruta demasiado larga y lejana
y sus perros, siempre, caricias de cielo.
Claro que no tiene ningún sentido,
solo el estar, ahí, un ratito o eternos.
Tampoco le pesa el esqueleto,
ese final tan obvio de las razones.
Algo, al fin, le dice lo innombrable:
un alivio, ya no necesita a su nombre.

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