viernes, 23 de diciembre de 2016

A LAISECA

Varias veces -no hace mucho- lo vi por Primera Junta,
altísimo, con una bolsa vieja iba al supermercado.
Los bigotes le llegaban hasta la vereda
y ya arrastraba, también, los pasos.
Sus ojitos perdidos veían de otra manera,
casi hablaban...seguro que sí, obvio.
Solo había que tener poderes telepáticos,
y mucho delirio, para comprender, ¿no?
Así que nunca me animé a saludarlo,
o decirle adiós, bah, darle las gracias.
Lástima, alguna vez quise ser un novelista atonal.
Pero ya le voy a copiar sus bigotes y entrar a su mente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario