EXCRITURA DE MIGUEL ÁNGEL BUSTOS
Apenas una sombra de piedra
el lamento del mismo perro.
Todas las noches, aullidos,
inmóvil y mudo el desamparo.
En el rincón de la arpillera,
a veces, brillan sus ojos ciegos.
Pero nadie pueda soportar
ese último testimonio aun vivo.
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