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Ya cerré con llave todas las puertas;
y una por una,
las ventanas.
Solo una luz,
la lamparita del cielo raso.
Apenas estar así,
en ningún lugar.
Al fin afuera de mí,
adentro y lejos,
mudo de espanto...
No esperar el esperar,
un milagro.
Un cigarrillo.
y la mano tiembla,
hoy necesito que entre en mí la iglesia.
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