domingo, 21 de enero de 2018

28

En la dulce marihuana no está la iglesia,
tampoco en el vino barato.
No está en el miedo a la noche,
ni a los infalibles drones.
No se la ve en los basurales,
en la agonía de los bosques.
No grita con los niños calcinados
o los ancianos sin compañía.
Menos en la televisión
y su ecuménico mensaje de guerra.
¿Será inútil buscar su refugio,
la mejor de las burlas del mal?
Nada sé de la verdadera iglesia,
sus ofrendas y sus pórticos....
Aunque quizás Jesús esté en mi corazón.

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