martes, 16 de enero de 2018

8

De esas señales en el vacío, escribe,
y de las despedidas sin haber llegadas.
Yo creo entender a esos versos,
pero mi piel no es la de Hugo Mujica,
las visiones de un sacerdote
con sus enigmas y sus revelaciones.
Sin embargo, aunque los repita,
¿puedo ver la fe en el poema?
Esa anciana, sola, en la primera fila,
un espíritu vestido de negro,
apretado El Libro entre sus manos...
apenas respira, acaso murmura.
Lo sé,  preguntarle es inútil
el misterio crece en sus huesitos;
ningún vacío: el simple encuentro,
ella ya liberó a las palabras del mundo.

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