domingo, 17 de diciembre de 2017

EXCRITURA DE UNA RECAÍDA

El mundo daba vueltas en su cabeza
al abrir los ojos.
Por suerte, esa era su cama.
Pudo vestirse,
darle de comer a los perros.
Todo confuso,
en el cuerpo esos dolores.
También la vergüenza,
otro fracaso.
Pero todavía tenía tiempo,
unos mates,
algo bien dulce
y a las diez se reunía el grupo.
Apenas una cuadras
y el colectivo.
Aun le daba vueltas la cabeza,
abrió la heladera,
a un costado había un par de botellas.

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