EXCRITURA DE GIANNI SICARDI
Las yugulares enardecidas por el polen
adentro del ascensor;
también hay exilios y un arbusto,
lástima que no lo mea ningún perro.
Afuera el reloj detenido,
el segundero sin una palabra;
esa inmovilidad sin freno,
salvo por algún estornudo.
Y todavía asesinan a las mujeres
y tenemos lo que perdimos:
todo los anzuelos rotos,
el mismo terror que nos abre los brazos.
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