martes, 19 de diciembre de 2017

EXCRITURA DE LA EDAD DEL ESPÍRITU

Sí que no es esa bellísma luz,
sin la luna ni el sol.
Tampoco lo más hondo
que abisma desde el mar.
O la casual epifanía,
leve, de una mariposa,
una piedra de fuego,
el latido de una arboleda.
Ni siquiera las glorias,
las batallas para el ser;
el amor, su horizonte,
sus desiertos y un oasis.
Nada ajeno al mero sentir,
apenas esta respiración,
viva, a cada instante:
la revelación es la existencia.

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