domingo, 10 de diciembre de 2017

EXCRITURA DE UNA ALMENDRA

Ya no encuentro ninguna excusa:
nadie aguanta el llanto de esa almendra.
Aunque me aparte, lejos,
mire fijo las paredes,
suba el volumen de la radio,
o baje todas las persianas.
Ahí, tan elemental, frágil, pesadísima...
hasta me deja sin muecas.
Quizás pueda lamer la cáscara,
cerrar los ojos, olvidar los latidos.
Pero también es inútil,
esa almendra duele adentro de la tristeza.

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