miércoles, 20 de junio de 2018

EXCRITURAS DE LAS MUSAS

Me llegan, casi siempre, apenas abro los ojos;
entre los mates calientitos
y esa, infaltable, formas del humo.
Entonces insisten algunas memorias
y buscan en los anaqueles;
apenas suele escucharse una voz
que calma y empujas a la incertidumbre.
Claro que no hay que apurarse,
el menor descuido y todo desaparece.
No importa si nuevamente se cae
el cigarro abandonado en el cenicero
hasta quemar otra vez el mantel:
los versos necesitan salir, son de nadie.
Desconozco los motivos, pero así es este juego.



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